Ardo por dentro, el deseo me consume. Y quiero que sean tus manos las que me desnuden y me arañen la piel sin que nadie nos juzgue. Tu voz en mi oído murmurando obscenidades, y tus labios rozando con su suave tacto lo que hay adentro mío con gemidos guturales. Todavía arden en mi piel los restos de tu pasión marcando el mármol con tus labios de miel, tus manos de dolor y tu voz de ángel. Arráncame el corazón, que así latirá más lento, porque tus dedos en mi espalda han despertado una bestia que no quiere estar dentro. Aparece con gruñidos, con mordiscos y susurros, que a veces son gemidos que mueren en mi boca mientras a los ojos te miro. El grifo ha sido abierto, la presa derrumbada. Y yo, preso de tus caricias con el alma desubicada pero las manos entretenidas. Guardo tu recuerdo y lo repito a cada momento. Dejando que me envuelva, lo siento en mis adentros. Róbame el pensamiento pero no el deseo. Porque quiero saborear cada uno de tus gestos. Retozar en tus sueños, ser pa...
Comentarios
Publicar un comentario